Schizandra es eficaz para aliviar algunos
síntomas de la menopausia. Incluyendo
sofocos, sudoración, también capaz de ayudar al
cuerpo a resistir los efectos de la
ansiedad y el estrés, además de reforzar el
sistema inmune.
De manera tradicional china, Schizandra se
considera beneficioso para Qi, la
fuerza vital o la energía inherente a todos los
seres vivos. Se cree que tiene un
impacto positivo en varios meridianos o
caminos, en el cuerpo, incluyendo el
corazón, los pulmones y los riñones.
Dentro de los principales beneficios se
encuentran:
Estudios recientes han confirmado que los
lignanos contenidos en sus
semillas tienen la capacidad de regenerar los
tejidos dañados en el hígado
provocados por un virus, como en el caso de la
hepatitis vírica, la incidencia
de toxinas o por un consumo excesivo de
alcohol. Se utiliza por tanto en el
tratamiento de la hepatitis crónica, la
cirrosis hepática y alcoholismo, y en
general, en disfunciones del hígado. Algunos
estudios han observado una
disminución de los niveles de enzimas hepáticas
al administrar extractos de
los frutos de Schizandra, lo que
explicaría su efecto como protector
hepático.
Tiene un efecto tonificante y reparador sobre
el organismo.
La principal característica de esta fruta es
que es altamente adaptogena,
esto quiere decir que ayuda a reequilibrar y a
restablecer la energía
corporal y a mejorar su balance, así como
mejorar el sueño. Por lo que es
muy útil como anti-estrés y también como
tonificante dependiendo de la
necesidades.
Es un potente antioxidante, protege las células
de las toxinas y la
contaminación medioambiental, tanto de forma
individual como combinada
con otros antioxidantes como la vitamina C, la
vitamina E y el betacaroteno,
con los que desarrolla un efecto sinérgico.
Ayuda a mantener los niveles adecuados de
glutatión, una de la principal
defensa antioxidante de la célula.